¿Es Jesucristo para la Iglesia solamente un maestro de Moral? ¿Acaso para ser cristianos solo nos alcanza con hacer lo que nos parece correcto? El simple hecho de hacer o mostrar lo que creemos que es bueno no es suficiente , es una Fé a medias.
La palabra moral significa ‘relativo a las costumbres’. Esta se centra en la práctica, en las expresiones concretas del comportamiento que derivan del sistema de valores y principios.
Tales normas guían a cada individuo, orientando sus acciones y sus juicios sobre lo que es correcto o incorrecto, o sea lo bueno o lo malo dentro de una escala de valores compartida por determinado grupo social.
En estos últimos tiempos la iglesia ha decaído en cuanto a valores morales (casos de inmoralidad) y esto se debe a que un gran porcentaje la enseñanza en las predicaciones solamente consisten en “mostrarse como buena persona”, y que por supuesto se confunde con “dar buen testimonio”. Claramente es una idea adecuada, pero carece de contundencia si atrás de la buena conducta no hay un respaldo relacional para con Dios. En sí esa “buena conducta” tarde o temprano se perderá, porque la vida espiritual con Dios ha cesado o simplemente nunca estuvo.
Lo que quiero decir es que hay una mala aplicación de ideas sobre como actúa la iglesia hoy en día, creyendo que debe mostrarse impoluta externamente, actuando como buenas personas, como si el “producto final” es lo que Dios aprobaría. La recompensa en público (el buen testimonio) llega luego de tener un vínculo privado ¿Acaso no crees que nuestro buen testimonio no es una recompensa de Dios? ¡Claro que sí! Es una evidencia de su poder transformador.
Mateo 15: 8 dice: “Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.” como vemos en el primer tramo del versículo se trata de lo “visible” y en el segundo tramo vemos lo “real para Dios”. A esto me refiero con este tema.
John A. Mackay fue un misionero, filósofo y teólogo escocés y escribió respecto a Jesús: “Su autoridad moral es lo primero que llama la atención. Algo había en el porte del Maestro que imponía el respeto y obligaba la atención. Sus palabras generaban la admiración reverente del pueblo que las escuchaba. “Estaban atónitos de su doctrina”, nos dice San Marcos, “porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.” Estos solían hablar como abogados que interpretaban viejos códigos; Jesús como el legislador que introduce leyes nuevas. “Habéis oído que fue dicho: “No cometerás adulterio”. Mas yo os digo: que todo aquel que mira a una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio con ella en su corazón”.
Jesús no era solo palabras, sino hechos comprobables, pero aún así su doctrina era mucho mas profunda de lo que se enseña en la mayoría de las iglesias, porque internamente, nos llama a una plena conversión, que se genera entre el vinculo natural entre Dios y el redimido. Para que se refleje un “buen cristiano” debe haber primero y siempre un “hijo con el corazón abierto a escuchar a Dios”.
Es por eso Jesús no solo debe ser considerado solo un maestro de moral, ya que no solo se trata de una regla de conducta, porque sobre todas las cosas nos enseña a tener ante todo una relación personal con Dios, que consiste más que nada en una comunión al servicio de su voluntad. Una de las grandes características de Jesús consistió en la enseñanza de la moral, pero además nos enseña a conocer a Dios, a meditar conforme su voluntad.
Creer que Jesús solamente nos llamo a ser buenas personas es una tergiversación, un malentendido por nuestro concepto simplista de “ser buenos”. Porque aparecerán muchos que por fuera “vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” y esta advertencia esta dirigida a la falsa piedad, a la falsa misericordia que muchas iglesias promueven: “Buenas personas” por fuera, inconversos por dentro.
La doctrina de Jesús es completa, y siempre nuestra buena relación con Dios debe exteriorizarse. En estos tiempos de juicios de sí mismos, es bueno reflexionar y hacer un mea culpa para que Dios nos ayude a tener una vida en comunión con El para poder conocer su voluntad y así poner la Fe por obras correctamente.